Constelar la enfermedad desde las comprensiones de Hellinger y Hamer.
La enfermedad es un programa de supervivencia de la especie y del individuo (Hamer). La enfermedad es un movimiento del espíritu para sanar la consciencia familiar llevando al individuo a la reconciliación con los excluidos de su clan. (Hellinger)
La necesidad de orden y pertenencia permite la cohesión del sistema familiar. La necesidad de compensación o equilibrio crea el movimiento hacia delante cada vez que se realiza una compensación adulta o bien produce un movimiento de repetición, hacia la muerte, cuando la persona sigue una compensación arcaica.
Cuando no se respeta el orden o la pertenencia, la cohesión del grupo se vuelve rígida, impidiendo la individuación de sus miembros. Cada vez que se crea una exclusión, el sistema familiar pone en marcha un mecanismo “ciego”, un nuevo mecanismo de compensación, para promover la re-inclusión de esta persona y así recomponer la cohesión del sistema a un nivel superior.
Ese mecanismo ciego se dirige a los más jóvenes del sistema, que están al servicio de sus mayores, provocando un sufrimiento en este miembro joven, sufrimiento metafórico de la situación que provocó la exclusión, cuya meta es ser leído, entendido, hasta la reinclusión del excluido.
Este sufrimiento, esta metáfora es la enfermedad. Su misión es la reconciliación entre un excluidor y un excluido.
Tanto el excluidor como el excluido se habían alejado de la vida, y el retorno a la vida consiste en esta reconciliación.
El enfermo, o descendiente designado para señalar esta exclusión y esta separación de la vida, va a imitar a los ancestros con los que está intrincado: rechazando la vida como es, excluyendo o siendo excluido.
Gracias a Hamer, también podemos comprobar que la enfermedad es un proceso bifásico constituido de una primera fase caracterizada por estrés, además de síntomas específicos, y una segunda fase caracterizada por el cansancio y la vagotonía. La enfermedad de la primera fase representa una fidelidad a un excluidor y la enfermedad de la segunda fase, fidelidad a un excluido.
Las enfermedades en –itis (bronquitis, artritis) son enfermedades de la primera fase producidas por una intrincación con un excluidor, las enfermedades en –osis (artrosis, trombosis) son enfermedades de la segunda fase, con fidelidad a un excluido.
Toda reconciliación responde a un movimiento del espíritu. La enfermedad es un proceso completo de reconciliación, es, por tanto, un movimiento del espíritu.
Cuando un enfermo llega a la curación, vuelve a la salud, quiere decir que se encuentra en un movimiento poderoso de sanación y crecimiento. El desorden anterior del sistema ha sido sanado gracias al proceso de curación del enfermo. El sistema familiar pierde su rigidez y se vuelve a cohesionar a un nivel de conciencia mayor, permitiendo a todos sus miembros una mayor autonomía y más vida.
La Salud física suele venir por línea materna, la da la Madre junto con la Vida. La salud mental la da la presencia del padre.
En las enfermedades mentales hay ausencia de padre en un mínimo de tres generaciones también. En las enfermedades como esquizofrenia, sicosis, el enfermo tiene un mínimo de dos intrincaciones con un crimen ocultado en la familia, y él representa a los dos a la vez.
Enfermedades graves.
En las enfermedades graves, además de varias generaciones “sin madre”, encontramos varias intrincaciones con excluidores o excluidos y varios conflictos, cada intrincación dando lugar a un conflicto “programante” (concepto de la Nueva medicina, conflicto programante de la enfermedad).
Las constelaciones dan luz sobre las dinámicas ciegas que provocan la enfermedad. A la designación del sistema, la persona responde, desde su amor ciego marcado por el pensamiento mágico del niño, con una de estas frases:
Al excluidor o al excluido: “te sigo”, “te reemplazo”.
Al excluidor “pago por ti, expío por ti”.
Al excluido “expío como tú”, “soy una víctima como tú”, “te sigo en la exclusión”.
A su madre o a su padre “soy más grande que tú”.
A un enfermo de su sistema familiar “te sigo en la enfermedad”, “me muero en tu lugar para que tú vuelvas”.
A uno de sus familiares, que le ha transmitido “tú por mi”, la persona responde “yo por ti”, llevándose entonces la intrincación de ese familiar.
Constelar la enfermedad desde las comprensiones de Hellinger y Hamer”,
Brigitte Champetier de Ribes, Ed. Gaia, Madrid noviembre 2011.