Entrevista a Lic. Norma Hayes que nos acerca a una nueva mirada que nos propone Brigitte Champetier de la enfermedad, una fusión entre las teorías del Dr. Hammer y la filosofía de Bert Hellinger.
El sistema familiar transmite toda la información de sus miembros a todos sus miembros, en un continuo movimiento circular que integra todo lo que va ocurriendo. Está movido por dos fuerzas contrapuestas, cuya articulación está en un reequilibrio perpetuo: una fuerza de cohesión y una fuerza de individuación o autonomización, ambas al servicio de la vida. La necesidad de orden y pertenencia permite la cohesión del sistema familiar. La necesidad de compensación o equilibrio crea el movimiento hacia delante cada vez que se realiza una compensación adulta o bien produce un movimiento de repetición, hacia la muerte, cuando la persona sigue una compensación arcaica.
Cuando no se respeta el orden o la pertenencia, la cohesión del grupo se vuelve rígida, impidiendo la individuación de sus miembros. Cada vez que se crea una exclusión, el sistema familiar pone en marcha un mecanismo “ciego”, un nuevo mecanismo de compensación, para promover la re-inclusión de esta persona y así recomponer la cohesión del sistema a un nivel superior.
Ese mecanismo ciego se dirige a los más jóvenes del sistema, que están al servicio de sus mayores, provocando un sufrimiento en este miembro joven, sufrimiento metafórico de la situación que provocó la exclusión, cuya meta es ser leído, entendido, hasta la reinclusión del excluido.
Este sufrimiento, esta metáfora es la enfermedad. Su misión es la reconciliación entre un excluidor y un excluido.
Tanto el excluidor como el excluido se habían alejado de la vida, y el retorno a la vida consiste en esta reconciliación.
El enfermo, o descendiente designado para señalar esta exclusión y esta separación de la vida, va a imitar a los ancestros con los que está intrincado: rechazando la vida como es, excluyendo o siendo excluido.
Cuando el enfermo dice